1) ¿Cómo funciona la literatura como
ideología?
La
literatura en tanto arte se constituye; dentro del Marxismo, como una parte de
la denominada “superestructura”, es decir, ese conjunto de formas políticas, artísticas, religiosas, éticas y culturales que
imperan en una sociedad, aspectos mismos que forman el constructo de lo que el
Marxismo también llama “ideología”.
Siendo
entonces, en esencia, la literatura una parte constituyente de la ideología,
resulta evidente que en este teoría no habrá de concebirse como un elemento
aislado de la estructura social, sino todo lo contrario, habrá de analizarse
como un elemento que se encuentra estrechamente relacionado y a la vez determinado
por las relaciones sociales que imperan en la sociedad de una determinada
época. O en palabras del propio Eagleton: “That ideology, in turn, is
the product of the concrete social relations into which men enter at a
particular time and place; it is the way those class-relations are experienced,
legitimized and perpetuated”.
Partiendo de este punto, la
literatura, en tanto material ideológico, ha de presentarse como una
determinada visión del mundo, una perspectiva en la que se manifiestan las relaciones
sociales imperantes de una sociedad en particular, su denominada “infraestructura”.
Y al ser entonces reflectaría de esta realidad, la literatura ya no puede
entenderse como un objeto de estudio ajeno a ella, sino que ahora sólo podrá entenderse
a partir del análisis de todo el conjunto de condiciones y circunstancias
(históricas, culturales, políticas, estéticas, etc.) que constituyen la
superestructura de la sociedad en particular en que la obra fue producida. Como
dijera Eagleton: “To understand literature, then, means understanding the total
social process of which it is part”.
Ahora bien, por último, es preciso
mencionar que Eagleton advierte que debe tenerse cuidado al decir que la
literatura es parte de la superestructura, puesto que eso puede llevarnos a afirmar
que ésta es un mero reflejo “pasivo” de la base económica que rige en la sociedad,
es decir, que la literatura no hace más que reflejar la ideología de una
determinada sociedad, lo cual implica una generalización “vulgar” de la
literatura. Y así mismo, también es importante no irse al extremo contrario y
tomar a la literatura como un elemento “activo” por el cual es posible revolucionar
y modificar la ideología de una sociedad, y por tanto, también modificar la “base”
(las relaciones sociales) que la sustentan.
2) ¿De qué manera se relacionan la forma y
el contenido literario?
Para la crítica
del marxismo, los conceptos de “forma” y “contenido” están estrechamente
relacionados, aunque en dicha relación; a diferencia del formalismo ruso por
ejemplo, la forma no es la que produce el contenido, sino es el contenido el
que produce la forma. Así, entonces, la forma ha de estar determinada por el
contenido. “Form is of no value unless it is the form of its content”.
Esta idea, así mismo, nos lleva a
considerar la relación entre contenido y forma como un vínculo dialéctico, un
vínculo en el cual el contenido es previo a la forma y en el cual ésta última
responde a las características y circunstancias que el contenido le impone.
Así, Eegleton nos menciona: “forms are historically determined by the kind of
‘content’ they have to embody; they are changed, transformed, broken down and
revolutionized as that content itself changes”.
En cierta manera, la relación entre
contenido y forma viene a ser similar a la de infraestructura y
superestructura. Así, el “contenido” es análogo al concepto de “infraestructura”,
puesto que, de la misma forma en que ésta última determinada la ideología y
demás elementos que constituyen la superestructura de una determinada sociedad,
el contenido es aquel que determina la forma de una determinada obra literaria.
“Just as for Marxism it is changes in a society’s material ‘content’, its mode
of production, which determine the ‘forms’ of its superstructure”.
Partiendo de esta idea, encontramos
entonces que para la crítica marxista la forma no habrá de representar un mero
artificio estético, sino que también habrá de ser un elemento provisto de un
carácter social, un componente literario que es reflectario del contenido de la
obra, así como de las relaciones sociales que se manifiestan en ésta. No por
ello, como nos menciona el autor, algunos marxistas, como Georg Lukács,
llegaron incluso a aseverar que “the truly social element in literature is the
form”:
Ahora bien, a pesar de manifestar la
primacía del contenido sobre la forma, el autor así mismo advierte que eso no
implica que la forma ha de permanecer siempre pasiva ante la imposición del
contenido, pues, al igual que sucede con la relación entre literatura e ideología,
en la que la primera no siempre asume un rol pasivo, sino que en ocasiones
también adquiere un rol activo y es capaz de influir sobre la ideología, de la
misma manera, la forma en ocasiones es capaz de reaccionar y a su vez influir
sobre el contenido. “Form is produced by content, is identical and one with it,
and, though the primacy is on the side of content, form reacts on content and
never remains passive”.
REFERENCIA:
Eegleton,
Terry. Marxism and literary criticism. London:
Routledge, (1976): 1-17.
Revisado.
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